Dios es la fuente de nuestro gozo cada día
La Escritura nos enseña que
durante el tiempo en el que Salomón se mantuvo fiel al Señor no sólo fue
prosperado en gran manera, sino que él mismo vivía un gozo inmenso, resultado
de su comunión con Dios y el nivel de obediencia que vivía...
Lamentablemente sus últimos años de
vida fueron muy tristes, él vivió el fracaso personal y de su reino, hubo escasez,
se levantaron con poder sus enemigos. Todo esto nace en el momento en el que empezó
a adorara a los dioses de sus esposas cananeas.
Concluimos entonces que el gozo del
cristiano no está basado en la abundancia de bienes materiales sino en Dios
mismo. Él es la fuente de nuestra vida y alegría, las demás cosas son añadiduras
y viene por su gracia y bondad.
Por eso
nos dice el Salmo 43:4 “Entraré al altar de Dios, Al Dios de mi alegría
y de mi gozo; Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío”.
El Señor ha preparado lo mejor
para ti, no permitas que las pruebas arrebaten la bendición y gozo del Señor. Fortalécete
en Su presencia para vivir Su voluntad, esto es lo más importante.
Cuando entramos en la presencia de nuestro Dios los problemas se hacen pequeños, los gigantes ya no lo son tanto, los enemigos no se ven, y la tristeza huye, porque en la presencia de Dios hay plenitud de gozo. Allí somos fortalecidos y renovados, nuestra confianza en Dios crece y la fe se hace mayor, de Su presencia salimos llenos de poder y fe para vencer.
Ante los problemas o los obstáculos podemos pensar en volver atrás, y no luchar, o quizá podemos pensar en huir y abandonarlo todo, pero lo correcto es ir a la presencia de Dios y tomar nuevas fuerzas en él, renovar nuestra visión y avanzar seguros en su poder. Dios ha prometido estar con nosotros todos los días.
Cuando entramos en la presencia de nuestro Dios los problemas se hacen pequeños, los gigantes ya no lo son tanto, los enemigos no se ven, y la tristeza huye, porque en la presencia de Dios hay plenitud de gozo. Allí somos fortalecidos y renovados, nuestra confianza en Dios crece y la fe se hace mayor, de Su presencia salimos llenos de poder y fe para vencer.
Ante los problemas o los obstáculos podemos pensar en volver atrás, y no luchar, o quizá podemos pensar en huir y abandonarlo todo, pero lo correcto es ir a la presencia de Dios y tomar nuevas fuerzas en él, renovar nuestra visión y avanzar seguros en su poder. Dios ha prometido estar con nosotros todos los días.
Por pastor Gonzalo Sanabria.
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Te invitamos a leer: "VICTORIA EN LA GUERRA ESPIRITUAL".
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