El cristiano debe abstenerse de la inmoralidad, pues
sus resultados son dolorosos y tristes. Más bien debemos fortalecernos en el
Señor para vivir en su buena voluntad. Cuando seguimos el consejo de Dios
cosecharemos múltiples bendiciones en el camino y su protección será evidente y
para testimonio a aquellos que no conocen a Dios (1 Tesalonicenses 4:2-8)…
Una vida
agradable a Dios.
“Ya sabéis que instrucciones os dimos por el Señor Jesús,
pues la voluntad de Dioses vuestra santificación; que os apartéis de
fornicación; que cada uno sepa tener su esposa en santidad y honor; no en
pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios… el Señor es
vengador de todo esto… Así que el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a
Dios, que también nos dio su Espíritu Santo” 1 Tesal. 4:1-8.
Pablo como pastor y padre espiritual aprovecha ésta
oportunidad una vez más para instruir a la joven iglesia. En ésta ocasión nos
recuerda que la tentación sexual en un mundo altamente inmoral como el de
aquella época era muy fuerte.
Con autoridad divina el apóstol defiende la moralidad
en el marco de la voluntad y llamado de Dios, así como por la naturaleza del
Espíritu Santo que mora en el creyente.
La exhortación inicia animando a los hermanos de
Tesalónica a permanecer en las instrucciones que él les ha dado y más bien
crecer en ellas. La santificación es la voluntad de Dios, en contraste con la
fornicación. Aquí santificación se muestra como un proceso, en el que el
cristiano debe apartarse del pecado, y ocuparse de su cónyuge en santidad y
amor.
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“En santidad y amor” y no como los que no conocen a
Dios, frases que nos enseñan que el matrimonio no da licencia para una vida
sexual desordenada o pervertida. La Biblia enseña: “Gózate con la mujer de tu
juventud”.
Por eso dice que ninguno agravie (abuse) ni engañe (se
aproveche de) a su hermano, una vez más vemos que el amor (de Dios) y la
santidad caminan juntos, pues el primero (el amor) genera y propicia la segunda
(santidad).
La expresión “el Señor es vengador de todo esto” nos
indica que Dios se preocupa no sólo por el bienestar de tu pareja, sino también
porque se haga justicia correcta apropiada ante los abusos.
Pues a la luz del llamado divino la santificación es
nuestro camino, asunto al que debemos prestarle atención y no desecharlo, pues
quien lo hace está rechazando a Dios mismo, quien nos ha dado su Espíritu Santo.
Como su nombre “Espíritu Santo” lo indica, su naturaleza y obra en notros es
santificarnos para Dios.
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer el devocional: "DIOS HACE OBRAS MARAVILLOSAS".
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