La Escritura nos dice que cuando el apóstol Pablo
llegó a la ciudad de Éfeso le preguntó a los discípulos de allí: “¿recibisteis
el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos respondieron: “ni siquiera hemos
oído si hay Espíritu Santo”. Vemos pues como estos discípulos desconocían
completamente la persona y la obra del Espíritu Santo de Dios…
El Señor Jesús ascendió a los cielos y está sentado
a la diestra del Padre celestial y volverá por segunda vez para recoger su
iglesia y establecer su gobierno. Actualmente nos hallamos ante el ministerio
terrenal del Espíritu de Dios.
El Señor no dejó a sus discípulos solos ni huérfanos,
Jesús envió al Espíritu de Dios, quien ahora vive en el cristiano. Es entonces
vital conocer la obra, carácter, dones y fruto del Espíritu Santo, él debe ser
nuestro mejor amigo, él es nuestro Consolador.
Como hijos de Dios debemos desear lo
que él ha diseñado para nuestra vida, y por supuesto los motivos deben ser
correctos. Jesucristo el Señor debe ser glorificado en todas las cosas. Nuestro
gozo y deseo debe ser que él brille, y que su gobierno se establezca en la
tierra.
Procuremos entonces desear los
dones mejores, pero ante todo debe guiarnos el amor, éste es el poder esencial
del reino de Dios, y la diferencia con el reino de las tinieblas. Dios es amor,
y nos ha dado su Espíritu Santo para llevar ese amor.
Por pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer: "LEVÁNTATE DIOS ESTÁ CONTIGO".
El Espíritu Santo en el creyente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario