La fe sin obras es muerta (Santiago 2:14-20). “Hermanos míos ¿de qué aprovechará si alguno dice que
tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?... la fe sin obras es muerta
en sí misma”...
Debemos tener presente que Santiago no está refutando
o contradiciendo la justificación enseñada por el apóstol Pablo. Ambos usan los
términos “obras y justificación” en sentidos diferentes. Veamos:
Si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras, es
una fe falsa y estéril, es una fe que no se corresponde con la nueva vida que
Cristo otorga al nacido de nuevo. Las obras de fe y amor ponen en evidencia la
naturaleza de Cristo en la persona que se ha convertido al Señor en realidad.
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Así como no aprovecha en nada desearle lo mejor al
necesitado sólo con palabras, no aprovecha en el ser humano la fe sin obras. La
verdadera fe es activa. No se habla de la fe que lleva a la persona a la
salvación, sino de la fe que ha nacido en el corazón del nuevo cristiano.
Santiago utiliza la expresión “también los demonios
creen y tiemblan” mostrando así que el simple creer en Dios no hace salvo a
nadie ni es evidencia de una corazón transformado.
La persona debe rendir su
vida realmente a Jesucristo, nacer de nuevo y esto producirá un estilo de vida
consecuente con el Cristo que vive en aquella persona.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer el devocional:
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